Esta es la tarta que hago cuando hace frío. Quizás porque me recuerda a las despensas llenas de calabazas de mis abuelas, preparadas para hacer buñuelos en los meses de otoño e invierno.
Aprendí esta receta de un compañero americano hace tiempo y desde entonces es una de mis tartas preferidas; sencilla, no demasiado dulce y de sabor cálido. Perfecta para acurrucarse con un té y un libro en las tardes oscuras.
Como casi todas las recetas de repostería americana, puede asustar por la cantidad de ingredientes, pero una vez tienes todo medido y pesado, se trata de tamizar los ingredientes secos sobre los líquidos y mezclarlos con cuidado hasta que la masa sea homogénea, y ni un segundo más. No hay que amasar, porque eso desarrollaría el gluten de nuestra harina y dejaría una textura gomosa.
Como muchísimas otras recetas americanas, lleva buttermilk, y, aunque en España no se comercializa, podemos sustituirla por una mezcla de leche y zumo de limón.
Suelo cubrirla y rellenarla con un frosting básico de vainilla, y algunas veces, como en este caso, la termino con un caramelo de mantequilla salada. Este paso es opcional, aunque si sois golosos os recomiendo probarlo.
Hacer una tarta de capas como esta, aunque es fácil, consume tiempo, pero el resultado merece la pena.
Algunos trucos para facilitar el proceso es hacer las elaboraciones con antelación. Por ejemplo, los bizcochos se desmigan menos si se congelan cuando se enfrían y se usan otro día, por lo que podéis hacerlos unos días antes. El frosting puede estar una semana en el frigorífico, y el caramelo de mantequilla salada guardado en frío en un recipiente cerrado puede aguantar de 2 semanas a un mes. Solo tendréis que meterlo unos segundos en el microondas para que quede fluido justo antes de usarlo.

Tarta de calabaza y caramelo de mantequilla salada
Equipment
- Horno
- Molde de tarta de 15-18 cm
- Batidora de varillas para montar (opcional)
- Manga pastelera y boquillas (para decorar)
- Espatulina de pastelería (para decorar)
Ingredientes
Para la calabaza asada:
- 350 gramos de calabaza cruda con piel
Para el buttermilk casero:
- 50 ml de leche entera
- 10 ml de zumo de limón
Para la masa de la tarta:
- 180 gramos de harina floja o común
- 1 cdita de levadura química tipo Royal
- ½ cdita de bicarbonato
- 1 cdita de canela en polvo
- ½ cdita de jengibre en polvo
- ¼ cdita de nuez moscada molida
- ¼ cdita de sal fina
- 220 gramos de calabaza asada
- 100 gramos de azúcar blanco
- 100 gramos de azúcar moreno
- 2 huevos a temperatura ambiente
- 65 gramos de aceite de girasol
- 1 cda de extracto de vainilla
- 60 ml de buttermilk casero
Para el frosting de vainilla:
- 100 ml de nata líquida 35% M.G. (para montar)
- 150 gramos de queso crema tipo Philadelphia
- 100 gramos de azúcar (mejor si es glas)
- 1 cdita de zumo de limón
- 1 cdita de extracto de vainilla
Para el caramelo de mantequilla salada:
- 50 gramos de azúcar
- 20 gramos de mantequilla salada (o normal, y añadiremos una pizca de sal)
- 80 ml de nata líquida 35% M.G. (para montar)
- 1 pizca de sal fina (si la mantequilla no es salada)
Elaboración paso a paso
Para la calabaza asada:
- Precalentamos el horno a 200ºC.
- Envolvemos la calabaza en papel de aluminio y la cocinamos de 30 minutos a 1 hora, hasta que esté tierna y se pueda aplastar con un tenedor.
- Escurrimos la calabaza, que habrá soltado agua durante la cocción, y la hacemos puré, retirando la piel y las semillas si las tuviera.
Para el buttermilk casero:
- Mezclamos la leche con el zumo de limón y lo dejamos reposar 5 minutos antes de usar.
Para la masa de la tarta:
- Precalentamos el horno a 175ºC y forramos un molde de tarta de 15-18 cm con papel de hornear (ver nota).
- Mezclamos la harina, la levadura química, el bicarbonato y las especias y la sal en un bowl.
- En otro bowl, mezclamos los huevos, el puré de calabaza asada, los azúcares y el aceite de girasol y la vainilla y batimos hasta conseguir que sea homogéneo (no hay que montar).
- Tamizamos los ingredientes secos sobre la masa líquida, y los mezclamos con una lengua o una cuchara, alternando con el buttermilk, hasta que se integre toda la harina, pero sin batir ni mover en exceso, para que no desarrolle gluten y el bizcocho no quede gomoso.
- Repartimos la masa en capas de 210 gramos o lo cocemos todo junto, según prefiramos (ver nota). Las capas tardan en cocerse de 15 a 17 minutos. Si cocemos toda la masa junta, tardará unos 30 minutos. Podemos comprobar que está lista insertando un palillo o un cuchillo y comprobando que sale limpio.
- Desmoldamos y dejamos enfriar boca abajo, para que la superficie, que tendrá forma de cúpula se aplane. Esto nos ayudará a la hora de montar nuestra tarta.
- Los bizcochos se pueden congelar una vez fríos, y de esta forma al decorarla se desmigarán menos.
Para el frosting de vainilla:
- Batimos la nata hasta montarla.
- Batimos el queso, el zumo de limón, la vainilla y el azucar glas, hasta que empiece a montar.
- Mezclamos con la nata con ayuda de una lengua o una cuchara.
- Esta mezcla puede conservarse en la nevera hasta una semana, por lo que podemos prepararla con antelación.
Para el caramelo de mantequilla salada:
- En una olla, ponemos el azúcar a fuego medio. Al cabo de unos minutos empezará a fundise. Movemos cada poco tiempo para que se dore de manera uniforme.
- Una vez fundido el azúcar, añadimos la mantequilla en dados y mezclamos bien. La mezcla burbujeará. Inmediatamente añadimos también la nata y una pizca de sal (si no hemos utilizado mantequilla salada) y removemos para que la mezcla sea homogénea. Dejamos hervir un par de minutos a fuego suave y enfriamos al menos 30 minutos.
- El caramelo puede estar hasta dos semanas en la nevera sin estropearse, así que puede ser elaborado con antelación y calentado unos segundo en el microondas antes de usarlo.
Montaje de la tarta:
- Dividir la crema de vainilla en cuatro partes: utilizaremos una cuarta parte para cada capa y 2 cuartas partes para la decoración.
- Montamos las capas de bizcocho con la crema entre ellas. Con ayuda de la espatulina o de un cuchillo de punta redonda repartimos el resto del frosting sobre las paredes y la superficie de la tarta. Podemos reservar una parte si queremos decorar con una manga más tarde.
- Si queremos utilizar caramelo, lo ponemos en una manga y lo calentamos ligeramente para que se ablande. Con una boquilla fina dibujamos un zig-zag a lo largo del borde de la tarta, de manera que parte el caramelo caiga y se deslice por las paredes del bizcocho.
- Con el caramelo restante (todavía templado) dibujamos una espiral muy apretada en la superficie de la tarta hasta llegar al borde. Cuando se expanda cubrirá toda la superficie.
- Si lo deseamos, con el resto del frosting y una boquilla rizada podemos adornar la parte superior.